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lunes, 20 de febrero de 2017

DESINTOXICACIÓN (PARTE 2): INTESTINAL



Introducción: Desintoxicación instestinal

La mayor parte de la literatura sobre la desintoxicación se refiere a las enzimas hepáticas y al hígado como la zona principal donde tiene lugar la mayoría de la actividad de desintoxicación para ambos compuestos, endógenos y exógenos.

El hecho de que la superficie mucosa del tracto gastrointestinal sea la mayor superficie del cuerpo (300-400m2) en contacto con el entorno exterior (en relación con lo que ingerimos) muestra su importancia en la protección de la salud del ser humano. A lo largo de toda la vida, el tubo digestivo procesa más de 25 toneladas de alimentos, lo que representa la mayor carga de antígenos y xenobióticos a la que se enfrenta el cuerpo humano.

Además, debido a que la mayoría de los fármacos se consumen por vía oral, el tracto gastrointestinal es también el primer contacto del cuerpo con muchos medicamentos. En este sentido, no es de extrañar que el tracto gastrointestinal haya desarrollado un complejo conjunto de sistemas físicos y bioquímicos para la gestión de esta cantidad de compuestos exógenos.

La barrera intestinal

El epitelio del intestino delgado tiene una función dual: por un lado, la digestión y absorción de nutrientes; por el otro, actuar como barrera mucosa selectiva frente a los microorganismos y las macromoléculas. La función de barrera intestinal es la suma de las barreras protectoras que son responsables del funcionamiento óptimo de la pared intestinal: la flora comensal, la capa mucosa, el epitelio intestinal y el sistema inmunitario intestinal.

La función de barrera de la mucosa intestinal puede verse alterada por diferentes mecanismos, como infecciones intestinales, alteraciones de la flora intestinal normal (disbiosis), deficiencia de IgA secretora, consumo de alimentos alergénicos o de compuestos tóxicos, alcohol, medicamentos (principalmente, antiinflamatorios no esteroideos y antibióticos), quimioterapia y radioterapia, entre otros.

El incremento de la permeabilidad intestinal supone un aumento del paso de sustancias no deseadas al torrente sanguíneo, pudiendo provocar alteraciones inflamatorias e inmunitarias crónicas, tanto a nivel local como sistémico. Esta alteración se conoce como hiperpermeabilidad intestinal o síndrome del “intestino agujereado” (leaky gut en inglés) y suele ser consecuencia de alteraciones de las uniones estrechas y de la absorción paracelular.

Una permeabilidad intestinal aumentada está presente en gran cantidad enfermedades intestinales (enfermedad de Crohn, enfermedad celíaca) pero también sistémicas (artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante, la diabetes tipo 1, la nefropatía IgA, la esclerosis múltiple, las patologías dermatológicas crónicas, el asma y diversos tipos de cánceres).


En definitiva, las infecciones, la desnutrición, la quimioterapia y otros estresores, pueden causar alteraciones de la permeabilidad intestinal normal.

Disbiosis intestinal

¿Qué es la disbiosis? Se define como cualquier desequilibrio en el número o composición de las bacterias intestinales no patógenas. ¿Y qué puede causarla? Puede ser desde un tratamiento con antibióticos, hasta una dieta desequilibrada, pasando por una infección aguda o crónica (por ejemplo, candidiasis crónica).

La alteración de la flora residente normal puede tener efectos negativos importantes para la salud. Las bacterias en el lumen del intestino constituyen una fuente continua de metabolitos derivados del intestino, que llegan a la circulación sistémica. Cuando los microbios colónicos se desequilibran, las especies que producen metabolitos desfavorables pueden surgir.

Los cambios cualitativos y cuantitativos en la flora intestinal, en su actividad metabólica y en su distribución local, es lo que se conoce como disbiosis intestinal. Entre los organismos que pueden estar asociados con disbiosis están:

- Klebsiella pneumoniae.
- Citrobacter freundii.
- Bacteroides fragilis.
- Proteus vulgaris.
- Enterotoxigenic Escherichia coli.
- Clostridium difficile.
- Campylobacter jejunii.
- Candida albicans.
- Candida tropicalis.
- Geotrichum spp.

Los metabolitos asociados con sobrecrecimiento microbiano del intestino pueden incluir:

- Arabinosa
- Benzoato
- Hipurato
- P-hidroxibenzoato
- P-hidroxifenilacetato
- P-hidroxifenillactato
- Beta-cetoglutarato
- Hidrocafeato
- Tartrato
- Citramalato.

Enfermedades

La disbiosis está implicada en la patogénesis de muchas enfermedades sistémicas (obesidad, síndrome metabólico, patología cardiovascular, enfermedad vascular periférica, asma y atopia, alteraciones neurológicas, alteraciones del metabolismo de los fármacos...) así como digestivas (enfermedad inflamatoria intestinal, patología biliar, cáncer de colon, etc.).

Para la corrección de la disbiosis se deberán seguir tres pasos:

1. Empleo de antimicrobianos naturales (por ejemplo, aceite de orégano, ácido caprílico, extracto de semilla de pomelo, etc.), con el fin de reducir el numero de flora patógena.

2. Ingesta de sustancias que favorezcan el medio ambiente adecuado para la proliferación de flora intestinal probiótica (principalmente fibra dietética con efecto prebiótico).

3. Repoblación de la flora probiótica intestinal, mediante la administración de preparados de probióticos multicepa en dosis suficientes.

En definitiva: El desequilibrio de la flora bacteriana y el aumento de la permeabilidad intestinal pueden aumentar la carga tóxica.



La desintoxicación intestinal comienza con una dieta de alta calidad. Ingerir una dieta rica en fibra es uno de los aspectos más importantes para reducir la acumulación de toxinas. Mediante la expulsión con la heces, el organismo elimina toxinas de bacterias intestinales y toxinas liposolubles excretadas con la bilis.

La fibra no digerida absorbe agua, lo que incrementa el peso y el volumen de las heces y además las ablanda. Este aumento del volumen debilita la presión intraluminal y activa la motilidad propulsiva, por lo que se reduce el tiempo de tránsito intestinal.

Asimismo, la fibra actúa como sustrato para el crecimiento de la microflora colónica, aumentando la producción de gases, como el hidrógeno y metano. Además, la fibra tiene la capacidad de unirse a las toxinas en el intestino e impulsar su excreción.

En situaciones de estreñimiento que no mejoren con la terapia habitual, se debe descartar que estén causados por sensibilidades alimentarias. También se debe recordar que, si se ingieren medicamentos, alguno de ellos puede ser la causa del estreñimiento.

Asimismo, puedes apoyar la desintoxicación intestinal mediante los siguientes complementos alimenticios:

Las fibras dietéticas solubles se disuelven parcialmente en agua. Tienen un gran poder de atracción del agua y aumentan el peso del bolo fecal. Las formas más importantes de fibra dietética soluble son la pectina, las gomas, los mucílagos y algunas hemicelulosas.

La Fibra dietética insoluble no se disuelve en agua y pasa a través del tracto intestinal sin sufrir cambios. La fibra insoluble aumenta la velocidad del vaciado gástrico, así como la velocidad del tránsito por el intestino.

Probióticos

Las bacterias probióticas disminuyen la actividad de enzimas bacterianas como la glucuronidasa, la azoreductasa y la nitroreductasa. Los probióticos son capaces de generar compuestos con actividad antioxidante, para neutralizar moléculas tóxicas. Este efecto antioxidante no sólo ocurre a nivel intestinal, sino también a nivel sistémico.

L-Glutamina

Aunque la glutamina está fácilmente disponible en las dietas ordinarias y la sintetiza el organismo, su suplementación mejora el metabolismo de la energía de la mucosa gastrointestinal, estimulando además la regeneración de ésta.

Posee efectos muy prometedores como potenciadora de la reparación del daño intestinal producido por infecciones o agentes tóxicos y, por tanto, tiene un gran potencial de aplicación para los pacientes con infección entérica, malnutrición y en los casos de enteritis provocada por quimioterapia o radición.


Plantas laxantes y mucilaginosas

- Laxantes antraquinónicos
- Aloe
- Olmo americano

Suplementos y plantas antimicrobianos y antiparasitarios

- Ácido caprílico
- Orégano
- Pau d’Arco
- Ajo
- Extracto de semilla de pomelo
- Sello de oro
- Nogal negro

Otros suplementos a tener en cuenta

- Lactulosa
- Clorofila
- Arcilla bentonita
- Carbón vegetal
- Sulfato de magnesio
- Hidroterapia del colon


En el próximo artículo, continuaremos con la tercera parte y hablaremos sobre cómo apoyar la desintoxicación renal.

Autor:

Mikel García Iturrioz
(Director Técnico de Misohi Nutrición – www.misohinutricion.com) 
Teléfono: 943470345

 Misohi Nutrición

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