MªJosé Alemany, como miembro de la Asociación Derecho a Morir Dignamente, lucha para que el final de la vida se ajuste a la voluntad
La experta considera que el "Estado debe proteger la vida, pero no imponer el deber de vivir en todas las circunstancias"
María José Alemany es matrona y profesora en la Escuela de Enfermería de La Fe. Ese contacto directo con la vida y la muerte es uno de los motivos que, posiblemente, influyeron en su decisión de formar parte, hace seis años, de la Asociación Derecho a Morir Dignamente de la Comunidad Valenciana (DMD). También la decidió un doble motivo. El caso del Hospital de Leganés, que le pareció una 'caza de brujas' contra el doctor Luis Montes, y un artículo de Juan José Millás que le llegó muy hondo. «Me hizo pensar que la ciudadanía tenía que implicarse en el proceso de morir de las personas», dice Alemany.
La asociación DMD es una entidad sin ánimo de lucro ,fundada en 1984, que defiende la libertad de toda persona a decidir el momento y forma de finalizar su vida, especialmente, cuando padece un deterioro irreversible y un sufrimiento insoportable.
«El derecho a la vida que protege la Constitución lleva aparejado el deber de respetar la vida ajena, pero no el deber de vivir contra la propia voluntad en condiciones penosas», apunta Alemany. «El Estado debe proteger la vida, pero no imponer el deber de vivir en todas las circunstancias. Nuestra asociación tiene el fin primordial de promover el derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida y a elegir, libre y legalmente, el momento y los medios para finalizarla. Defendemos el derecho de los enfermos terminales e irreversibles a morir pacíficamente y sin sufrimientos, si éste es su deseo expreso».
El objetivo de la Asociación DMD es influir en los partidos políticos para que se legisle sobre la eutanasia y que el suicidio asistido sea eliminado del Artículo 143 del Código Penal. Entre los países que están más avanzados en este terreno se encuentran: Holanda, Bélgica y Luxenburgo, Suiza, Colombia y Oregón, en los Estados Unidos, así como California, Vermont y Washington.
La DMD de la Comunidad Valenciana la integran un puñado de socios de perfil muy variado que refleja la composición de nuestra sociedad. A ella acuden los ciudadanos que se encuentran en una situación límite por padecer enfermedades degenerativas que no tienen cura como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) u otros graves problemas de salud.
«También nos consultan con frecuencia todo tipo de ciudadanos en busca de información sobre la asociación, sobre el Testamento vital y los derechos al final de la vida», indica Alemany. «En ocasiones contacta con nosotros algún socio que, a pesar de tener firmado el documento, no encuentra respuestas en la sanidad pública para que sea aceptada su renuncia al tratamiento y, en ese caso, le orientamos sobre cómo debe enfocarlo. Siempre intentamos que sea el sistema público el que resuelva las necesidades de estas personas, con la seguridad que da basarnos en leyes como la Ley de autonomía del paciente».
La Conselleria de Sanidad está trabajando en el borrador de una Ley sobre cuidados al final de la vida orientados a procurar una muerte digna. «La ley sobre Muerte Digna que se está elaborando cubre buena parte de nuestras expectativas, al menos sobre el papel», dice Alemany. «Esperamos que se pueda desarrollar y que haya presupuesto, tanto para la formación de los profesionales sanitarios como para extender los cuidados paliativos a todos los centros, de manera que los ciudadanos tengan acceso a ellos sea cual sea su domicilio. Morir bien no debe depender sólo del médico que te toque. Sin embargo, queda pendiente el tema de la despenalización de la eutanasia que no se puede abordar en una ley autonómica porque es de menor rango que una ley estatal».
En la actualidad, las unidades de cuidados paliativos no funcionan en todos los hospitales valencianos. «Además, en los hospitales que cuentan con este servicio, también se depende del profesional de la medicina que te asignen, porque no siempre se cumple la voluntad del paciente en sus últimos días», subraya Alemany.
Respecto al Testamento vital, la Asociación DMD considera que, a pesar de constar en la página web de la Conselleria de Sanidad, no se ha difundido suficientemente. Por ello organiza actos en asociaciones de vecinos, centros culturales, sindicatos, ayuntamientos, etcétera, con el objetivo de dar a conocer la existencia del documento. La inscripción del documento de voluntades anticipadas en el registro es bastante rápida. Hay que presentarlo en el SAIP de los hospitales o en la Conselleria de Sanidad.
«Es un trámite relativamente fácil pero falta el conocimiento del mismo y voluntad de hacerlo», dice Alemany. En octubre de 2016 el número de documentos registrados en nuestra Comunidad era de 20.828, la mayoría de personas de más de 65 años, que representa sólo un 4,8 por cada mil habitantes.
http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2017/01/15/587a63b722601d75568b4613.html
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